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Una mirada compasiva a la diversidad sexual

El interés por comprender la diversidad sexual y humana ha evolucionado de manera gradual, pero se aceleró notablemente a finales del siglo XX cuando la Asociación Americana de Psiquiatría eliminó la homosexualidad de la lista de trastornos mentales en 1973, marcando el inicio de un cambio significativo en la forma en que la ciencia y la sociedad abordaban la orientación sexual.


Durante las décadas siguientes, especialmente entre los años 90 y 2000, se han multiplicado los estudios, movimientos sociales, y políticas públicas que promueven la inclusión, el respeto y la protección de los derechos de las personas LGBTQ+. En el ámbito psicológico, se ha consolidado el consenso de que la diversidad sexual es una expresión natural de la condición humana, y que el bienestar emocional está profundamente ligado al reconocimiento y la aceptación de esa diversidad.


Por lo tanto, es fundamental que quienes vivimos nuestra fe también aprendamos a mirar con el corazón abierto. Como madre católica de dos hijos gay, he recorrido un camino de aprendizaje, amor y reconciliación entre lo que creo y lo que vivo. Y hoy quiero compartir una reflexión que nace de ese encuentro entre la fe, la ciencia y el amor incondicional.


¿Qué dice la psicología sobre la diversidad sexual?

La comunidad científica internacional, incluyendo organizaciones como la Asociación Americana de Psicología (APA) y la Organización Mundial de la Salud (OMS), ha establecido con claridad que:

  • La orientación sexual es una variación natural de la experiencia humana. Ser gay, lesbiana, bisexual o trans no es una enfermedad ni un trastorno.

  • La identidad sexual no se elige ni se “corrige”. Las llamadas “terapias de conversión” son dañinas, ineficaces y éticamente condenadas.

  • El apoyo familiar es esencial. Las personas LGBTQ+ que reciben aceptación y amor por parte de sus familias tienen mejores niveles de salud mental, autoestima y bienestar.

  • La inclusión salva vidas. Vivir en entornos que respetan y valoran la diversidad sexual reduce significativamente el riesgo de depresión, ansiedad y suicidio.


¿Cómo concilio esto con mi fe católica?


Una mirada compasiva a la diversidad sexual

La doctrina de la Iglesia Católica enseña que toda persona es creada a imagen y semejanza de Dios, con una dignidad que no depende de su orientación sexual. También nos llama a vivir el amor, la misericordia y la compasión como signos de nuestra fe.

Como madre, he aprendido que el amor no se contradice con la fe. Amar a mis hijos tal como son, acompañarlos en su camino, escucharlos sin prejuicios y defender su dignidad no me aleja de Dios; al contrario, me acerca más a Él.


No siempre es fácil. Hay preguntas que duelen, tensiones que desafían, y momentos en los que el corazón busca respuestas que no siempre están en los libros. Pero en medio de todo eso, he encontrado una certeza: el amor verdadero nunca divide, siempre une.


Un mensaje para otras madres y padres

Si tú también eres madre o padre y estás viviendo este camino, quiero decirte que no estás sola. Que es posible amar profundamente, vivir tu fe con autenticidad y acompañar a tus hijos con ternura y respeto. Que la ciencia no está en guerra con la fe, sino que puede ayudarnos a comprender mejor el misterio de la vida y la belleza de la diversidad humana.

Y que, al final del día, lo que más importa es que nuestros hijos sepan que son amados, que tienen un lugar en el mundo, y que su existencia es un regalo.

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