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Tres etapas de toda relación de pareja

Toda relación de pareja pasa por etapas. Algunos expertos las dividen en seis, yo, para hacerlo más corto, las he resumido en tres: cambio, crecimiento y aprendizaje. Analicemos.


Todos los seres humanos vivimos en constante cambio. Nos cambia el cabello, cambiamos de ropa, de estilo, de escuela, de trabajo, de vivienda. Envejecemos…


Una vez que inicias tu relación de pareja, el “cambio” es inminente, porque de inmediato toda tu vida se transforma.


Veamos esta etapa como un proceso de adaptación. Cada quien vivirá esos cambios o esa transición de la mejor manera para que la relación perdure encaminada al futuro como dos. Durante esta etapa, comunicarse y negociar es fundamental. Comprender que todos tenemos un pasado es elemental. No complicarse por tonterías ni discutir por simplezas. La vida es muy corta para malgastarla en discusiones sin sentido. Muy claro lo dice la cantante cubana Celia Cruz: “la vida es un carnaval y es más bello vivir cantando”.


El compromiso, la luna de miel del noviazgo, los primeros años, traerán cambios. Estos son días para abrazar y disfrutar. Especialmente, el primer año en el que todo parece perfecto, pero en él también vas descubriendo modales, costumbres y aspectos de tu pareja que no conocías.


Las relaciones también crecen, es decir, maduran. En este período, ya hay un mayor conocimiento de la pareja. En esta fase la pareja se estabiliza. El amor ya no es producto de un sentimiento, sino de la razón. La voluntad juega un papel importante en el binomio compromiso-entendimiento. Luego, si la relación madura, vienen los niños y sus facetas: bebé, adolescencia, universidad y edad adulta. En medio de todo esto, tú sigues cambiando, creciendo, madurando, y junto a ti tu pareja y en resumen tu relación o matrimonio.


Todos los cambios traerán aprendizaje. Aprendes de los fracasos y de los éxitos. De la alegría y de la tristeza. Cada momento de tu vida y de tu matrimonio y cada paso en la vida de tus hijos, si los hay, te enseñarán lecciones inolvidables que pueden servir como referencia para otras parejas o incluso para tus propios hijos.


Veo la etapa del aprendizaje como una combinación de las dos anteriores y una que nunca termina. Es un período de reflexión, por lo que es importante que la pareja tenga abiertas las mejores líneas de comunicación, que sean saludables para que no se convierta en una amenaza para la estabilidad de la pareja.

Cómo evitar la rutina y el aburrimiento

La rutina es muy común en muchos matrimonios o en las relaciones de pareja. Es una especie de adormecimiento.

El ajetreo diario, el estrés, los compromisos sociales hacen que muchas personas caigan en una rutina de vida. Sin embargo, es muy dañina para la relación.

Para evitar caer en una rutina, la pareja debe ser muy creativa, y redescubrirse cada día y reconectarse nuevamente a diario. Veamos que podemos hacer:


Compartir

Una buena conversación con tu pareja sobre lo que se piensa y se siente para conocer más y crecer en el amor. Hablar del día en el trabajo, hacer las compras de alimentos juntos, ver una película, comer un helado o dar una caminata al aire libre son situaciones que permiten estar al lado de tu pareja, compartiendo y conversando. Procurar momentos a solas también es muy importante, sobre todo para refrescar tu relación en la intimidad.


Cuidar

Recuerda esto: cosechas lo que siembras. Si siembras tomates no pretenderás cosechar flores. Y, toda planta necesita cuidados diarios. Si no la cuidas, se marchitará y morirá.

Piensa, ¿cómo cuidas a la persona que tienes a tu lado? Y, ¿cómo te cuidas tú para la persona que comparte tu vida?

Priorizar

Tu pareja siembre va primero.


Mostrar y demostrar

Muchos detalles, y no tienen que ser muy cuidadosos o elaborados. La creatividad y la espontaneidad dan vitalidad a la relación y la fortalecen. La espontaneidad es contraria a la rutina, por lo que dejar espacio a la improvisación da libertad para que las cosas sucedan con naturalidad.


La rutina es un enemigo silencioso, no hace ruido. Nos acostumbramos a ello hasta el punto de que no nos damos cuenta hasta que es demasiado tarde.


Si algo he aprendido en mi matrimonio, es que, sin importar en que etapa esté la relación, es muy importante admitir los errores y los fracasos con la disposición de perdonar. De igual manera, que mantener el amor y el respeto conquistando a mi esposo a diario, con detalles, cuidados y atenciones, nos ha permitido caminar juntos más de 27 años.


Puedes escuchar o leer Mis consejos para un matrimonio feliz para aprender más sobre este tema.




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