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¡Hogar, dulce hogar!

¡Ah, hogar, dulce hogar!

Leí recientemente que esta es una oración de un poeta que culmina… porque allí el corazón puede reposar…


Me siento fuertemente identificada con esta expresión, porque a medida que se acerca el final de mi día laboral, solo pienso que debo manejar 40 minutos, pero que al regresar a mi casa me esperan mi esposo y mis gatos y que además mi cama está arregladita esperando mi descanso… Todo lo contrario, cuando por razones de tiempo, no puedo tender mi cama… cuando llega ese bendito momento de regresar, recuerdo, ay no, mi cama está destendida y esa paz que usualmente me brinda, el saber que mi cama está arreglada, cambia de inmediato.


Con las distancias y el poco tiempo que tengo para disfrutar de la familia y de mi casa, he aprendido a valorar la organización de mi vida, de mi cartera, de mi casa y de mi escritorio. Mis hijos y esposo gozan un mundo con mis sistemas de organización. Tengo un sistema que aplico en todas las áreas de mi vida. Editar, categorizar y contener.


Editar es la parte más difícil del proceso de organizar. Es el momento en él decido que se va y que se queda. Si estoy organizando la cocina, comienzo por los alimentos. Reviso la fecha de vencimiento, y la condición general de producto. Esto me ayuda a definir si se bota, se queda o se dona. Luego categorizo. Los enlatados van en un lugar, los condimentos en otros, y muchos alimentos los saco de sus cajas y bolsas y los guardo en un contenedor transparente con etiqueta… Esto me ayuda a ahorrar tiempo y espacio. Ese sistema me funciona muy bien. Por ejemplo, si mis hijos vienen a visitarme y quieren algo, lo encuentran fácilmente.


Igual hago con mi cartera. Edito semanalmente. Todo está separado y contenido en pequeñas carteritas dentro de mi cartera. Utilizo todos los bolsillos que tenga porque generalmente nuestras carteras guardan un mundo de cosas. Eso no quiere decir que no puedan estar organizadas. Es muy incómodo necesitar la tarjeta de crédito y no encontrarla porque en lugar de guardarla en la billetera, la tiré en medio del peine, el libro, la billetera, los lentes de sol, un pañuelo, la cuchara del bebé, una botella de agua y la taza del café… Que me toca, sacar todo para llegar a la tarjeta de crédito. Créanme he visto esto…


En cuanto a mi casa, procuro editar con frecuencia. Todo tiene su lugar por categorías y todo está contenido en closets y cajas o cestas. Soy un poco melancólica con cosas que dejó mi papá y con los regalos que me hacen mis hijos. Procuro honrar a mi papá exhibiendo sus cosas más preciadas en perfecto orden y limpieza. No encuentro mejor manera. Lo demás lo utilizo todo. Con respecto a los regalos de mis hijos… Bueno, los utilizo y cuando ya está muy feo, boto el empaque. Jajaja… Les confieso que es un área de mi vida en la que estoy trabajando…


Basada en mi experiencia personal, les puedo decir que la buena organización alivia frustraciones, nos libera del estrés, nos calma vergüenzas cuando llegan visitas inesperadas. Nos garantiza un estado de bienestar y de armonía. Un hogar organizado estabiliza la vida de las personas que viven en él y si hay pequeños, crecen con buenos hábitos. Fomenta la creatividad, mejora el humor, favorece al descanso, refuerza la concentración.


Nadie dijo que esto es fácil. Menos sí hay niños pequeños. Recuero que cuando mis hijos estaban pequeños, yo pretendía que ellos jugaran y organizaran en las repisas todo tal cual como estaba. Eso es simplemente imposible. Después de mucho estrés y regaños. Decidí que lo más fácil para todos era contener en lugar de exhibir. Compré un baúl de madera y guardé todos los juguetes allí. Unos pocos quedaron afuera. Los niños jugaban, desordenaban y luego tiraban todo el baúl. Nunca fue fácil, pero con el tiempo lo comenzaron a hacer.

En fin, puede ser más sencillo si planificamos las tareas de la casa asignando tareas. Esto ya lo he comentado antes. En casa vivimos todos y todos disfrutamos de ella, por lo tanto, todos debemos colaborar, cada uno con sus habilidades, destrezas, edad y tiempo y siguiendo hábitos de manera gradual.


Podemos comenzar limpiando por áreas: las habitaciones, la cocina, los baños, la sala… Luego profundizar cada área editando, categorizando y conteniendo… Una vez que logremos la organización hay que mantener ese orden con rutinas diarias:

  • Guardar las cosas en su lugar al llegar a casa (abrigo, bolso, zapatos, ropa, etc.)

  • Tener un lugar para cada cosa.

  • Tender la cama al levantarse.

  • Tener una cesta para la ropa sucia en cada habitación.

  • Colgar la ropa o ponerla en el cesto de forma inmediata al dejarla de usar.

  • Asignar días de lavandería.

  • Recoger la mesa y lavar los platos justo después de comer.

  • Planificar la limpieza según el estilo de vida de la familia. Aprovechar cuando hay menos gente, por ejemplo.

  • Ordenar durante 20 minutos todos los días.

  • Sacar la basura el día que corresponde.

Siempre tenga en mente, que lo hace un hogar son las personas que hay en él y no las cosas. Si la organización puede hacer del hogar un lugar donde la familia se sienta más cómoda, feliz, ciertamente que es una tarea que vale la pena.


Así que, la organización del hogar es importante, no solo por habitaciones limpias y arregladas, sino también por sonrisas y por una satisfacción interior. Hace un “hogar, dulce hogar” donde el corazón realmente puede reposar. A final de cuentas, será ¡un hogar luminoso y alegre!

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